Aprender a concentrarse en el espacio de trabajo

concentración en el espacio de trabajo

Aprender a concentrarse en el espacio de trabajo

Como os comentamos en el artículo anterior, resulta prácticamente imposible mantener nuestra concentración activa durante las 8 horas diarias de trabajo (o más). ¿El motivo? La concentración es un recurso limitado. Igual que el resto de nuestro cuerpo, el cerebro consume energía que obtiene a través de la glucosa y el oxígeno. Las actividades como el análisis, la priorización, la planificación y otros tipos de pensamiento crítico consumen grandes cantidades de energía. A medida que el suministro de energía se reduce, el cerebro se cansa. Como nuestro cerebro consume tanta energía (hasta un 20% de la energía de nuestro cuerpo), el ser humano ha desarrollado mecanismos fisiológicos para asegurarse de no desperdiciar este suministro limitado. Por este motivo, cuando nuestra corteza prefrontal se enfrenta a una tarea compleja aumenta nuestra tendencia a distraernos. Se trata de un sencillo mecanismo de ahorro de energía.

El problema viene cuando intentamos seguir concentrados cuando nuestro cerebro está cansado. Hay muchas distracciones y al final evitamos las tareas complejas, aprendemos poco, recordamos menos y cometemos errores.

Uno de los descubrimientos más importantes de la neurociencia es la neuroplasticidad, es decir, la prueba de que las personas pueden cambiar la estructura física de sus cerebros creando, reforzando y consolidando las redes neuronales. Esto significa que, en lugar de sucumbir constantemente a las distracciones porque estamos intentando retener en nuestra mente muchas cosas al mismo tiempo, tenemos oportunidades reales de entrenar el cerebro para que adopte hábitos positivos.

Parte del problema de la distracción, así como de su solución, reside en nosotros mismos. Si cambiamos nuestros hábitos existentes podremos obtener un mayor control sobre nuestros cerebros y sobre nuestras vidas.

Cuando necesitamos concentrarnos mucho en una tarea, es importante que evitemos las distracciones no deseadas. Ya sea apagando nuestros teléfonos durante un rato, revisando completamente cómo gestionamos nuestro día o descansando mejor. La premisa principal para que un entorno laboral favorezca la concentración es que proporcione a los trabajadores un rango de espacios diferentes que permita a las personas elegir dónde y cómo trabajar en función del tipo de actividad que estén realizando y el nivel de concentración que le requiera. De este modo, los trabajadores podrán seleccionar el nivel adecuado de control de los estímulos y de la información. Hay personas que logran concentrarse en un ambiente bullicioso, como el de una cafetería, aunque en la mayor parte de las ocasiones, los trabajadores necesitan silencio para llevar a cabo una tarea que les exija concentración. En la diversidad está la clave.

Y tu, ¿qué opinas? ¿crees que consigues concentrarte al 100% en tu espacio de trabajo? ¿Trabajas mejor en un ambiente relajado e individual o en espacios de colaboración?

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