
Espacio y gestión del tiempo
La gestión del tiempo de forma adecuada es una de las formas más inmediatas de mejorar la productividad de nuestra organización. Vamos a ver cómo puede nuestro espacio ayudarnos a lograr este fin.
Para planificarnos correctamente debemos tener claramente definidas nuestras áreas de actuación y las tareas a realizar en cada una de ellas. Estas tareas podrán ser de tipo proactivo o reactivo en función de su grado de importancia y urgencia, y tendremos que desarrollarlas individualmente o en colaboración con otras personas. Cada una requerirá una serie de medios materiales y tecnológicos para su desempeño. Por último, las tendremos priorizadas según la importancia de nuestros objetivos.
El análisis de las áreas de actuación y tareas de todos los miembros de la organización define las características que debe tener el espacio donde se lleven a cabo. No vamos ahora a desgranar los requerimientos de todas las tareas posibles pero sí avanzar algunas reflexiones.
Las tareas de tipo proactivo por lo general requieren un cierto nivel de concentración y privacidad, ya sea individual o en grupo. Aquéllas que están ligadas a la innovación necesitan además espacios que fomenten la creatividad. Por ejemplo es muy difícil ser creativo en un entorno de gente estresada que está apangando fuegos del día a día.
Por el contrario las tareas de tipo reactivo suelen requerir un nivel de comunicación elevado con nuestros colaboradores y un rápido acceso a tecnologías y herramientas. Es significativo cómo el avance de las tecnologías está cambiando nuestras formas de trabajar. Cuando realizamos tareas reactivas muchas veces nos apoyamos en los nuevos dispositivos de comunicación como los smartphones y tabletas para agilizar la comunicación y en este sentido una silla como Gesture , la primera silla del mercado concebida para trabajar con las nuevas tecnologías, puede resultar una fuente de ventaja competitiva.
La conclusión es que nuestro espacio debe estar diseñado para dar soporte a todas las tareas que debemos llevar a cabo en nuestra organización reflejando el necesario equilibrio entre ellas. Podemos ser unos virtuosos de la planificación del tiempo pero si luego nuestro espacio no nos permite materializarla todo quedará en un ejercicio infructuoso.
Resulta por lo tanto fundamental para nuestra competitividad que nuestro espacio esté alineado con nuestras formas de trabajar y la manera en que debemos emplear el tiempo para lograr alcanzar nuestros objetivos.
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