La visión de futuro y el papel del líder
Sin visión de futuro no hay visión, o al menos esta es incompleta. La visión de futuro es el escenario futuro que tomamos como punto de referencia para orientar las acciones de nuestra organización. Este escenario está compuesto por objetivos y tareas. Dado que las segundas son consecuencia de los primeros nos centraremos ahora en ellos.
Los objetivos del escenario futuro son objetivos de orientación. Ello significa que pretenden dar respuesta a los retos del futuro. Por ejemplo, “realizar todas las expediciones de la semana dentro de plazo” no es un objetivo de orientación, responde a los retos del presente. Sin embargo, “diseñar un nuevo producto que responda a una nueva necesidad detectada en el mercado” o “desarrollar un nuevo sistema de gestión de expediciones para que todas salgan automáticamente en plazo” sí que es un objetivo de orientación ya que responde a las necesidades del futuro.
Conviene ahora recordar la diferencia entre dirigir y orientar. La dirección debemos encomendarla a un gestor, pero la orientación requiere liderazgo, que es algo distinto.
Establecer y desarrollar la visión de futuro de una organización es misión de un líder. Para ello deberá realizar tres bloques de tareas fundamentales. En primer lugar, establecer la orientación. Ello supone determinar el escenario futuro que nos va a servir de referencia, los objetivos o propósitos que vamos a pretender alcanzar dentro de ese escenario, e identificar los factores críticos de éxito.
El segundo bloque de tareas consiste en poner de acuerdo a las personas. Es incierto pensar que las personas en las organizaciones actúan según órdenes de cadena de mando. Cada cual actúa dentro de su albedrío según sus propias motivaciones. El líder debe ser capaz de comunicar y que todos los miembros del equipo comprendan y acepten la visión. Si los objetivos no están aceptados por el equipo su puesta en marcha posiblemente sea fallida. Ha de crear el nuevo estilo y reglas de juego internas y tener la credibilidad suficiente para que la gente lo ponga en práctica. Por último ha de realizar un adecuado reparto de poder donde nadie se sienta agraviado.
El tercer bloque consiste en la motivar al equipo y establecer una cultura centrada en el liderazgo. Aquí es fundamental el trabajo en equipo y adquieren una especial relevancia los espacios de colaboración. El trabajo en equipo deviene en el choque de egos que el líder ha de ser capaz de resolver. Volvemos al punto anterior donde los repartos de poder y las diferentes funciones han de ser comprendidas y aceptadas por todos evitando agravios.
La visión de futuro en una organización es creadora de iniciativas, construye una identidad y crea equipo. Todo esto ha de ser impulsado por un líder para lograr hacer de ello un factor de éxito.
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