¿Por qué nuestro espacio debe consumir poco?
Porque tenemos que ser competitivos. En nuestro mundo actual la competencia es máxima a todos los niveles; hace unos años las empresas que conseguían unos resultados satisfactorios a menudo no se preocupaban por optimizar sus costes creándose bolsas de ineficacia dentro de las organizaciones.
La crisis ha revisado esta idea; las empresas se han esmerado en reducir y eliminar los nichos de ineficacia que se traducen en sobrecostes y restan competitividad al negocio. Sin embargo el ahorro energético ligado al espacio que ocupamos es un concepto difícil de abordar. El motivo es sencillo: los espacios por lo general están concebidos como inmuebles estáticos y cualquier modificación sobre ellos implica una inversión que sencillamente ni nos planteamos.
Por eso es especialmente importante contar con un espacio especialmente diseñado para consumir poco. Los cambios que afectan al inmovilizado son por lo general decisiones difíciles que no se toman en el día a día. Un espacio concebido desde el principio para consumir menos nos hará ser más competitivos mientras que los espacios que consumen más son un lastre continuo y silencioso para nuestro negocio.
El diseño funcional: el comienzo del ahorro
El ahorro energético en un espacio empieza por su diseño. A menudo pensamos que ahorrar energía es una cuestión meramente técnica que atañe únicamente a la selección de materiales y equipos para las instalaciones. Sin embardo el espacio que mejor se comportará energéticamente es el concebido para ahorrar desde el primer momento.
Una correcta dimensión del espacio ocupado nos dará la superficie más racional a climatizar e iluminar. La orientación de los edificios nos permite aprovechar mejor la luz y el calor solar, e igualmente las sombras que podamos generar nos condicionarán un consumo u otro.
La disposición interior de los espacios también es determinante. Si los espacios con ocupación intensiva los ubicamos en las zonas más favorables conseguiremos reducciones de consumo.
El diseño de los puestos de trabajo es fundamental. Productos que permitan incluir iluminación de proximidad permitirán apagar la luz general en momentos de baja ocupación. Sensores de presencia pueden hacerlo de manera automática. La habilitación de espacios específicos de concentración o privacidad, unida a una regulación por zonas del sistema de climatización, puede permitirnos de igual forma desconectar la climatización general en momentos de baja ocupación.
Pero el espacio debe estar diseñado de forma que nos permita hacer todo esto sin que los usuarios pierdan prestaciones operativas. Un diseño específico orientado a consumir menos: el diseño funcional.
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