Cómo ahorrar energía en la industria del plástico I
Greendök presentó dentro de la jornada «Soluciones disruptivas de gestión energética para la industria del plástico» organizada por AVEP y AVAESEN las mejores técnicas para reducir el gasto energético de forma significativa en las industrias del sector. Estas técnicas deben contemplarse después de haber implementado las buenas prácticas energéticas que abordamos en nuestro artículo anterior.
La primera técnica que vamos a ver es aplicable únicamente en establecimientos de nueva planta y se encuadra dentro de la llamada arquitectura sostenible, aunque el concepto va algo más allá entrando de lleno en el campo de la ingeniería de procesos. Se trata de diseñar las nuevas instalaciones de forma que consuman la menor energía posible. La orientación de los edificios, el aprovechamiento de la luz natural y el diseño de los procesos productivos pueden producir ahorros energéticos significativos.
Lo más remarcable de esta técnica es que a priori no nos cuesta nada. Diseñar de forma eficiente o no eficiente cuesta lo mismo y la construcción no tiene por qué encarecerse respecto a otras soluciones aunque evidentemente este es un campo muy abierto. El concepto que debemos retener es que el diseño influye en el consumo. Tradicionalmente los establecimientos industriales se han diseñado sin tener en cuenta este factor fijando la atención únicamente en los flujos de producción y logística. Sin embargo hoy en día es posible llegar incluso a edificios de consumo casi nulo, lo cual abre un inmenso abanico de posibilidades en el campo del ahorro energético.
No vamos a extendernos más sobre esta técnica ya que está limitada a nuevas implantaciones. Veamos a continuación qué podemos hacer en industrias existentes.
Un primer tema básico es la mejora de la envolvente térmica de los edificios. Ello evidentemente caso de que estén climatizados. Las mejoras en la envolvente térmica pueden realizarse mediante sistemas de aislamiento térmico de exteriores SATE, mejoras en la carpintería exterior y mejoras en las cubiertas. Las rentabilidad de estas actuaciones no es espectacular. Los periodos de amortización medios pueden estar entre los 15 y 20 años y aunque a priori puede parecer excesivo se trata de mejoras constructivas que quedan incorporadas a los inmuebles por lo que su vida útil se asimila a la de la propia edificación.
Otro aspecto a tener en cuenta más allá de la rentabilidad inmediata es la mejora en el confort. Aumentar el confort en el puesto de trabajo tiene una repercusión directa en la productividad de los operarios y estas técnicas pueden contribuir a ello reduciendo o eliminando la necesidad de costosos sistemas de climatización.
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