¿Cuánto tiempo deben dejarse madurar las ideas?
Muchas veces tenemos ideas y las descartamos rápidamente; otras veces las aparcamos sine die y no volvemos a recuperarlas jamás. Y otras veces tenemos una idea y nos lanzamos a desarrollarla hasta que llegamos a un callejón sin salida.
Todo ello son síntomas de falta de método en el proceso de innovación. Lo primero que hay que tener claro es saber diferenciar la fase del nacimiento de la idea de su desarrollo. Son dos etapas completamente distintas no solo en lo temporal sino también en lo conceptual. El nacimiento de una idea es fruto de un proceso creativo mientras que su desarrollo es un proceso estructurado. Son actividades que corresponden cada una de ellas a un hemisferio de nuestro cerebro: el emocional y el racional.
Después de tener una idea lo que hay que hacer es dejarla madurar. ¿Durante cuánto tiempo? La respuesta es simple: indefinido. ¿Debemos descartar aquellas ideas que vemos manifiestamente absurdas o irrealizables? No hay por qué. Una idea almacenada en un sitio “no ocupa lugar” y lo que hoy vemos de una forma tal vez más adelante lo veamos de otra. Además muchas veces las ideas están interrelacionadas y una idea que no podemos materializar tal vez contenga algún aspecto que nos ayude a llevar otras a la práctica.
Lo más importante de todo es tener un lugar para que las ideas maduren. Pero deben estar expuestas y poder echarles un vistazo de vez en cuando con la parte racional de nuestro cerebro.
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