El brainstorming y la generación de ideas
Dentro del proceso innovador hemos visto que el primer paso es el nacimiento de la idea. Hemos visto también que un espacio preparado invita a la generación de ideas y es por lo tanto una herramienta clave en las organizaciones innovadoras.
En el pensamiento tradicional asociamos el nacimiento de la idea a un momento de alumbramiento genial por parte de un individuo. Sin embargo hoy en día el trabajo es cada vez menos individual y más colaborativo y esto afecta también al nacimiento de la idea. Una forma de provocar el nacimiento de ideas de forma colectiva es la conocida técnica del brainstorming.
No vamos a explicar ahora en qué consiste esta técnica pero sí dar algunas pautas para su utilización de la forma más eficaz. La primera de ellas es que una reunión de brainstorming hay que convocarla por sorpresa. No vale hacer una citación para dentro de un tiempo indicando que se va a hacer un brainstorming para tratar un determinado tema, porque entonces los asistentes lo prepararán, comentarán entre ellos e irán con ideas predeterminadas: justo lo contrario de lo que se buscan en un brainstorming.
La segunda de ellas es que los participantes deben formar un grupo heterogéneo y multidisciplinar. El objetivo de un brainstorming es abrir la mente de forma colectiva y cruzar diferentes puntos de vista, y un equipo formado por gente del mismo departamento que todos los días comparte los mismos puntos de vista sobre las cosas difícilmente podrá alumbrar cosas realmente nuevas en un brainstorming. Una práctica audaz y difícil de implementar pero que da muy buenos resultados es introducir en la reunión alguien complemente ajeno a la empresa y el entorno para que aporte puntos de vista que no estén contaminados por los de la propia empresa.
La tercera y última es que la reunión debe estar liderada por alguien que ejerza de moderador, controle los tiempos y evite desviaciones del tema. El tiempo es un factor fundamental; debe estar acotado porque hay que provocar el nacimiento de las ideas en bruto y no dejar que los asistentes elaboren el pensamiento. Eso corresponde a otras fases del proceso creativo.
En definitiva, una técnica sencilla para generar ideas al alcance de todas las organizaciones que puede verse favorecida por la elección del equipamiento adecuado en los espacios de trabajo.
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