Privacidad o colaboración. El equilibrio entre el yo y el nosotros

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Privacidad o colaboración. El equilibrio entre el yo y el nosotros

Espacios privados o espacios abiertos, parece que estemos ante un eterno dilema. Evidentemente ambos conceptos son opuestos entre sí, pero al implementar un espacio no deben ser ideas contrarias, sino complementarias.

Como vemos en artículo publicado en Harvard Business Review por Christine Congdon, Donna Flynn, y Melanie Redman (http://hbr.org/2014/10/balancing-we-and-me-the-best-collaborative-spaces-also-support-solitude/ar/1) la percepción de los trabajadores ha ido cambiando con el tiempo. No se trata de una evolución hacia un tipo de espacio u otro, sino que estamos moviendo pendularmente los criterios de diseño intentando buscar un equilibrio.

Las distintas modas y tendencias nos han ido arrastrando hacia uno de los sentidos de este movimiento pendular, pero rápidamente las necesidades que manifiestan los trabajadores en el otro sentido hacen que se invierta la dirección. Si únicamente nos dejamos llevar por estas modas y tendencias nuestro espacio nunca dará respuesta completa a nuestras necesidades.

Es fundamental encontrar un equilibrio, pero este equilibrio es individual para cada organización e incluso para cada momento puesto que las organizaciones son cambiantes. Para encontrarlo debemos estudiar profundamente la organización y entender cómo son las distintas formas de trabajar de sus empleados.

Todo el mundo necesita un equilibrio entre el yo y el nosotros. No podemos estar el 100% de nuestro tiempo colaborando con los demás. La riqueza del trabajo en equipo se basa en compartir aportaciones individuales y estas aportaciones proceden de la reflexión privada de cada uno. Un espacio excesivamente enfocado a la colaboración no permitirá a sus trabajadores gozar de esos momentos de privacidad donde se crean y maduran los pensamientos propios y las aportaciones individuales. La consecuencia será que se producirá una colaboración cada vez más hueca y exenta de contenido donde prima el pensamiento común y no existe el enriquecimiento de las aportaciones individuales.

Los espacios para ser eficaces deben recoger este equilibrio necesario entre el yo y el nosotros, entre privacidad y colaboración. Además se trata de un equilibrio dinámico puesto que las necesidades cambian con el tiempo.

Las organizaciones líderes cuentan con espacios de este tipo donde las zonas de privacidad se configuran con mamparas reconfigurables y amovibles y el mobiliario es completamente versátil y adaptable a estas reconfiguraciones.

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