Ciertos grados de privacidad son necesarios para alcanzar la máxima productividad en las organizaciones. No podemos concentrarnos adecuadamente sin determinada privacidad, como tampoco podemos llegar a nuestros máximos estadios de creatividad. Ahora bien, ¿cómo lograr el perfecto equilibrio en el diseño de nuestro espacio?
Nuestro espacio debe estar diseñado para dar soporte a nuestras formas de trabajar. Para ello es fundamental realizar previamente un análisis de la gestión del tiempo como hemos visto en la serie de artículos precedentes. El resultado un conocimiento de en qué estamos empleando el tiempo, y sobre todo de en qué deberíamos emplearlo.