Espacios para reuniones informales
Los sistemas multimedia hacen que los datos se transfieran con mayor rapidez, que el mundo se haga más pequeño y que las conversaciones sean más impersonales. Quizás ésta sea la...
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Según un dicho muy conocido, siempre hay espacio en la habitación más pequeña. Esto puede ser cierto. Sin embargo, todo depende de para qué se necesite el espacio… Tecnología, iluminación,...
Ciertos grados de privacidad son necesarios para alcanzar la máxima productividad en las organizaciones. No podemos concentrarnos adecuadamente sin determinada privacidad, como tampoco podemos llegar a nuestros máximos estadios de creatividad. Ahora bien, ¿cómo lograr el perfecto equilibrio en el diseño de nuestro espacio?
Nuestro espacio debe estar diseñado para dar soporte a nuestras formas de trabajar. Para ello es fundamental realizar previamente un análisis de la gestión del tiempo como hemos visto en la serie de artículos precedentes. El resultado un conocimiento de en qué estamos empleando el tiempo, y sobre todo de en qué deberíamos emplearlo.
La gestión del tiempo de forma adecuada es una de las formas más inmediatas de mejorar la productividad de nuestra organización. Vamos a ver cómo puede nuestro espacio ayudarnos a lograr este fin.
Para planificarnos correctamente debemos tener claramente definidas nuestras áreas de actuación y las tareas a realizar en cada una de ellas. Estas tareas podrán ser de tipo proactivo o reactivo en función de su grado de importancia y urgencia, y tendremos que desarrollarlas individualmente o en colaboración con otras personas. Cada una requerirá una serie de medios materiales y tecnológicos para su desempeño. Por último, las tendremos priorizadas según la importancia de nuestros objetivos.
Hemos visto en artículos anteriores las pautas iniciales que debemos seguir para planificar nuestro tiempo. Este es un factor crítico de éxito en las organizaciones porque al final tener talento es tener tiempo de disponibilidad de talento, y en qué empleamos el tiempo nos dice sencillamente en qué empleamos el talento.
Recordando la secuencia partíamos de la visión de la organización para definir a nivel individual áreas de actuación donde cada miembro del equipo encuadrará sus diferentes tareas. Estas tareas las clasificábamos según su grado de importancia y urgencia en 4 grupos.
La mejor forma de resolver las necesidades de privacidad en nuestra organización es utilizando tabiques mampara, también popularmente conocidos como mamparas de oficina. Vamos a analizar por qué.
Las necesidades de privacidad aparecen tras el estudio de cómo debemos emplear nuestro tiempo. Tenemos necesidades individuales o grupales que surgen del análisis de nuestras tareas reactivas o proactivas. Sin embargo las tareas que desempeñamos evolucionan con el tiempo ya que nos enfrentamos a un entorno cambiante. Por lo tanto la solución de privacidad debe ser capaz de cambiar con nosotros. Necesitamos soluciones de compartimentación fácilmente desmontables, amovibles y reutilizables.
Para gestionar adecuadamente nuestro tiempo es fundamental tener una buena planificación. Hemos visto en artículos anteriores cómo pasamos de la visión de la organización a nuestras áreas de actuación individuales y cómo clasificamos nuestras tareas en función de su importancia y urgencia.
Las áreas de actuación sirven para ayudarnos a orientar nuestros esfuerzos centrando nuestra actividad en aquello que proporciona resultados tangibles para nuestra función y por lo tanto para nuestra organización. Además el conocimiento de nuestras áreas de actuación nos aportará una visión de conjunto de nuestras responsabilidades para invertir el tiempo de una forma más racional y equilibrada.
Hay un viejo dicho que reza “el tiempo es dinero”. Probablemente para muchos sea incluso más valioso. En un artículo anterior hemos visto las pautas generales para planificarnos y poder gestionar mejor nuestro tiempo. Vamos a fijarnos ahora en qué empleamos nuestro tiempo.
De forma general podemos clasificar nuestras tareas en función del grado de importancia y en función del grado de urgencia que requieren. Estableciendo dos niveles en cada caso tenemos cuatro tipos de tareas.
Resulta frecuente escuchar que para gestionar bien nuestro tiempo lo que tenemos que hacer es planificarnos. Pero esto tan sencillo de decir a menudo resulta muy difícil de llevar a la práctica. Vamos a intentar dar algunas pautas para conseguirlo.
Queremos planificarnos, ¿pero por dónde empezar? El punto de partida es la visión de la organización que hemos analizado en artículos anteriores. Esta visión nos dice dónde estamos y hacia dónde queremos ir. A partir de aquí se deducen una serie de propósitos que pretendemos llevar a cabo para alcanzar ese escenario futuro deseado. De la visión pasamos a los propósitos que definirán nuestras líneas de actuación. Los propósitos responden a la pregunta de qué queremos hacer para llegar donde nos hemos planteado.
Hoy en día está comprobado que el bienestar en el puesto de trabajo influye en los resultados de una organización. El bienestar conduce a una mayor productividad y por lo tanto a una mayor rentabilidad. Es un objetivo donde todos ganan, las empresas y los trabajadores. Sin embargo este concepto dentro de una organización con visión de futuro adquiere una especial relevancia.
El adquirir visión de futuro es un proceso que requiere liderazgo y se asienta sobre tres pilares: establecer una línea de orientación, poner de acuerdo a las personas y motivarlas para que sean capaces de recorrer el camino.
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